Expertos en bioenergía y medio ambiente han apostado en Salamanca por el hidrógeno como la energía del futuro. Sin embargo, producirlo a través de electrolisis presenta numerosos inconvenientes, de manera que algunos científicos son partidarios de la generación de hidrógeno a partir de organismos vegetales. Es el caso de Peter Lindblad, de la Universidad de Uppsala (Suecia), uno de los investigadores internacionales más relevantes en esta campo, que ha explicado sus proyectos con microalgas en el marco del encuentro Ciencia, conocimiento e innovación. Jornadas científico-técnicas especializadas en el sector agroalimentario , organizado por la Fundación NIDO y el Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale) de la Universidad de Salamanca.
DiCYT Salamanca
Antes de la intervención del experto sueco, el investigador del Ciale Enrique Monte ha declarado a DiCYT que, en su opinión, "los empresarios que quieren invertir en energía se tienen que dar cuenta de que la bioenergía tiene una respuesta importante que dar y sobre todo la producción del biohidrógeno, que es el gran desconocido". En la actualidad ya se produce energía gracias al biodiésel, bioetanol o la biomasa vegetal, pero el hidrógeno es el elemento químico más abundante. Además, "es el compuesto más reducido, dos átomos de hidrógeno se pueden oxidar con agua y, por lo tanto, de forma teórica es la manera más simple y sencilla de producir energía", indica.
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La bacteria más productiva para la obtención de biohidrógeno aprovechable como combustible
La bacteria Cyanothece 51142 fue descubierta en el Golfo de México por Louis A. Sherman de la Universidad Purdue. Sus genes fueron secuenciados en 2008 en el Centro de Secuenciación del Genoma en la Escuela de Medicina.
La citada bacteria puede ser nueva para la ciencia, pero las cianobacterias, el grupo de organismos al cual pertenece, han existido desde hace al menos 2.500 millones de años. Estos veteranos organismos han tenido que sobrevivir a una gran variedad de entornos químicos y tienen interesantes recursos metabólicos que las han permitido adaptarse.
Todas las cianobacterias tienen la capacidad de fijar carbono de la atmósfera, pero la Cyanothece está entre las cepas, más raras, que pueden también fijar nitrógeno, convirtiendo el nitrógeno atmosférico en amoniaco y finalmente en moléculas más grandes ricas en nitrógeno.
Hay un problema. La nitrogenasa es muy sensible al oxígeno, así que el proceso de fijar carbono (fotosíntesis), el cual produce oxígeno como subproducto, tiene que ser separado de algún modo del proceso de fijar nitrógeno.
La Cyanothece logra esto mediante división por tiempo; tiene un reloj biológico interno que establece un ritmo circadiano. Las cianobacterias son las únicas procariotas (organismos sin núcleo) que tienen un reloj.
De este modo, la Cyanothece fija carbono durante el día, produciendo oxígeno como subproducto, y fija nitrógeno en forma de amoniaco durante la noche, produciendo hidrógeno como subproducto. Por cada molécula de nitrógeno fijada se produce una molécula de hidrógeno.